viernes, 22 de enero de 2010

La felicidad

Después de los estragos que viniera a causar la peste negra, el tema de la muerte fue tratado con más respeto, por así decirlo, llegando incluso a construir centros de reposo para los muertos, Campo Santo, lugares un tanto austeros, algunos adornados con arcos góticos: un lugar bello para descansar en paz.


En estos lugares de igual modo se invita a la reflexión por medio de frescos, en los que se llegan a mostrar gallardos y poderosos hombres, todos felices, pero que en algún momento se topan con la realidad: al morir el cuerpo se pudre, se llena de gusanos, se vuelve carroña y finalmente "polvo eres y en polvo te convertirás". Arrepentirse, ese es el mensaje, pues sólo tenemos esta vida y no sabremos cuando culminará.


Curioso, la muerte pasó a ser un tema de moda y una excusa perfecta para volverse extremista. Los predicadores hacían énfasis en que la jovialidad, el amor y la felicidad no son perennes, que la muerte está en la puerta o mirando por la ventana de la vida de cada uno, "está en vosotros como el gusano en el fruto"; pero, no todo debe ser miedo a este estado irreversible, a fin de cuentas quien muere traspasa fronteras, y aun mejor todas aquellas ovejas del rebaño que sigan los caminos dictaminados por nuestro Señor Padre, quien no discrimina, mientras se hayan seguido sus enseñanzas, a los pobres (ociosos que infestan las calles) ni a las mujeres (las portadoras del pecado original, descendientes de Eva la que tentó y se dejó tentar).


En cambio había quienes, sabios de la alta Iglesia, lograron concebir a la muerte como algo a lo que se tenía que temer, era un paso más e incluso la muerte proporcionó algunos beneficios a todos aquellos que soportaron las guerras, el desempleo y sobrevivieron a la peste, ya que, siendo tan pocos se podía vivir más tranquilo. Otro ángel más de Dios, disfrazado de sicario, había logrado el bienestar de los pocos que quedaron, que otra mejor muestra de ello que el hecho de que tantos artistas quedaran vivos, para plasmar en sus trabajos esta nueva etapa de reflexión.


El arte empieza a cambiar nuevamente, no sólo por los hechos que ya habían transcurrido, sino porque empezó a abrir sus puertas al comercio, es decir no sólo las iglesias contaban con exquisitos adornos de culto y oración, ahora podía ser individual ya que artistas de menos prestigio podían realizarte réplicas e imágenes de demás artilugios religiosos e incluso se imprimieron libros que contenían las oraciones a predicarse en las determinadas horas del día, como hacen los monjes, "Muy ricas horas", pero a la gente no le bastaba contar con el acceso a ciertas plegarias había quienes mandaban a mejorar las apariencias de las páginas pagando a artistas para embellecer aun más esa posesión.


Otro efecto provocado por la Muerte, el egoísmo, la gente ambicionaba más cosas y se volvía más celosa con sus exclusivas posesiones, que en nuestros días pasan a formar parte de las galerías de los coleccionistas; ahora no sólo se trataba de quien era más rico, sino de quien tenía más posesiones valiosas para restregarlas en las caras de sus amigos: profanación, era la Iglesia, era lo relativo al culto embellecido y galardonado con metales, maderas y gemas preciosas, pero ahora esa galantería para ganar los beneficios que pudiese brindar Dios, fueron entregados al delicado ser que hacía suspirar a todos los hombres, la mujer. Ella era ahora el nuevo centro de culto, a quien se procuraba con vehemencia, a quien se acudía con constancia, a quien se engalanaba y se le daba prioridad, la mayor importancia.

Poco a poco ese gran monumento erigido a Dios, fue bajando de puesto en lista de popularidad, no es que la gente ya no gustara de la misa, sino que simplemente ahora podía rezar en la comodidad de su casa, además de que ahora había más placeres que degustar mientras hubiera vida: las mujeres, la caza, las justas; se daban sus buenos lujos aquellos que tenían los medios, e incluso eran los nobles y los más ricos quienes establecían las reglas de estos sus 3 principales entretenimientos, también el arte se encargaba de ilustrarlos y hacerlos trascender.



Redactado por: Margarita Ramírez

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